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LA ATENCIÓN CENTRADA EN LA PERSONA

Sin comentarios septiembre 27, 2016

Hoy me gustaría acercaros un poco más al concepto de Atención Centrada en la Persona (ACP). Qué es, cómo surgió, por qué se considera una atención de Calidad y qué iniciativas basadas en este modelo existen fuera y dentro de España. Para ello he tomado como referencia la publicación LA ATENCIÓN CENTRADA EN LA PERSONA EN LOS SERVICIOS GERONTOLÓGICOS. Modelos de atención y evaluación de Teresa Martínez Rodríguez.

¿QUÉ ES LA ATENCIÓN CENTRADA EN LA PERSONA?

La ACP entiende la calidad asistencial desde la óptica de la calidad de vida de las personas y sitúa la atención personalizada como objetivo principal de los servicios para que la persona mayor, además de obtener los cuidados que precise, pueda seguir teniendo control sobre su vida cotidiana y viviendo de forma acorde a sus valores de vida y preferencias (Edvardsson, Fetherstonhaugh, & Gibson, 2010).

 

Distintas organizaciones internacionales avalan a la ACP como uno de los ejes que deben estar presentes en el diseño de los recursos así como en la evaluación de la calidad de los mismos (IOM, 2001; NARI, 2003,2012; AGE & EDE, 2012).

 

Un aspecto fundamental que no podemos perder de vista es que este enfoque y los modelos afines aportan una visión radicalmente diferente de otros abordajes más clásicos que también buscan la atención individualizada. La principal diferencia estriba en el rol activo que la ACP otorga a las personas usuarias y las consecuencias que ello genera en la relación asistencial y en el modo de intervenir. La atención individual puede dirigirse a cubrir las necesidades de la persona sin tener en cuenta su participación en el proceso. Sucede en las prácticas de corte paternalista donde los profesionales son quienes deciden casi todas las cuestiones de la vida cotidiana de las personas, desde la creencia que al tener la condición de expertos son quienes mejor pueden discernir sobre lo beneficioso para éstas.

 

Los modelos ACP van más allá de la atención individual clásica, aportando una mirada que profundiza en la idea de lo individual ligada necesariamente a la autonomía personal y a la gestión de la vida cotidiana (Martínez, 2014a). Sitúan en el centro de la intervención a la persona frente a la primacía de otros intereses, relacionados con la propia organización o con los profesionales que, en ocasiones, han venido desplazando a un segundo término a las personas usuarias. La ACP apuesta porque éstas sean su eje vertebrador y su fin. El centro de la atención es la persona usuaria, su dignidad, su bienestar, sus derechos y sus decisiones (Martínez, 2011).

 

La ACP busca la personalización de la atención entendiendo que cada individuo se construye como persona en procesos de interdependencia y comunicación con los demás. Pretende que cada persona (incluyendo también a quienes tienen mermada su autonomía) tome un papel de agente central y en la medida de lo posible, activo. El objetivo no es sólo individualizar la atención sino empoderar a la persona, dándole los apoyos que precise, para que ella, bien directamente bien con el apoyo de quien la representa o cuida, pueda seguir gestionando su vida y tomando sus decisiones (Martínez, 2010a, 2014a).

¿CÓMO SURGE ESTE ENFOQUE?

Es frecuente atribuir el origen de la ACP a Carl Rogers, psicoterapeuta enmarcado en la corriente de psicología humanística, quien formuló la Terapia Centrada en el Cliente (Rogers, 1961).

 

La psicología humanista surge en el siglo XX como «una tercera fuerza» frente a las dos corrientes entonces prevalentes: el conductismo y el psicoanálisis. La psicología humanista pretende alejarse de una visión reduccionista, mecanicista y determinista del ser humano. Éste es más que la suma de sus partes, lleva a cabo su existencia en un contexto humano, es consciente, tiene capacidad de elección y es intencional.

 

Carl Rogers (1902-1987) fue uno de los autores principales de este movimiento. Su principal contribución fue su método terapéutico: la terapia centrada en el cliente, también denominada terapia no directiva. La terapia centrada en el cliente parte de la hipótesis central de que el individuo posee en sí mismo medios para la auto-comprensión y para el cambio del concepto de sí mismo, de las actitudes y del comportamiento autodirigido. Apuesta por la denominación «cliente» frente a «paciente», ya que el cliente permanece con la responsabilidad y libertad sobre el proceso terapéutico como un agente activo, en contraposición al paciente que mantiene una posición doliente y más pasiva.

 

El terapeuta debe proporcionar un clima de actitudes psicológicas favorables para que la persona pueda explotar dichos medios. En esta terapia cabe destacar dos características: la confianza radical en la persona y el rechazo al papel directivo del terapeuta.

 

El intento de definir y acotar lo que es la ACP también se ha efectuado desde una mirada más cercana a la intervención. En este sentido, algunos autores han enumerado las prácticas, estrategias o técnicas más afines a este enfoque, entre las que se encuentran intervenciones muy diversas como la incorporación de la biografía en el diseño del plan de atención (Clarke, 2003; May, Edwards, & Brooker, 2009; Villar, 2006) las metodologías que permiten la incorporación de las personas en el diseño de su plan de atención (Villar, Vila-Miravent, Celdrán, y Fernández, 2013), la intervención a través de las reminiscencias (Haight & Webster, 1995; Martínez, 2012; Serrano, Latorre, Gatz, y Montañés, 2004; Woods & Mc Kierman, 1995), las técnicas de validación (Neal & Barton Wright, 1999), la organización de la atención desde el bienestar y preferencias de las personas -frente a la organización de la atención por protocolos de tareas- (Edvardsson, Sandman, & Rsamussen, 2005) o distintas intervenciones ambientales dirigidas a conseguir un espacio físico hogareño y significativo (Brawley, 2006; Knudstrup, 011; Regnier, 2012).

 

Las aplicaciones del enfoque ACP a los servicios gerontológicos han tenido lugar sobre todo en los recursos residenciales. Esto se debe a que las residencias tradicionales han sido y son objeto de numerosas críticas en cuanto a su falta de flexibilidad y de atención personalizada (Koren, 2010). El concepto de atención y la forma en que están organizadas (horarios y actividades uniformes, falta de privacidad, sometimiento a múltiples normas, etc.) hace muy difícil que las personas mayores que allí viven y son atendidas puedan tomar sus propias decisiones, tener control sobre su entorno cotidiano y desarrollar una vida acorde a sus valores, preferencias y deseos. (Martínez, 2011, 2013a,b).

 

La ACP, en este sentido, es considerada como una estrategia que puede facilitar la personalización de los cuidados en las residencias y un enfoque referente para orientar tanto el diseño de servicios como la buena praxis profesional (Martínez, 2009).

 

 APLICACIÓN DE LA ACP FUERA Y DENTRO DE ESPAÑA

 

En los distintos países que se caracterizan por un mayor avance mayor en cuanto a políticas sociosanitarias, hace ya varias décadas que se han puesto en marcha iniciativas para reorientar los recursos residenciales, apartándose de modelos organizativos medicalizados e institucionales hacia lo que algunos autores recientemente han denominado como modelos Housing (Rodríguez, 2012; Díaz-Veiga y Sancho, 2102), buscando ofrecer cuidados profesionales de calidad en lugares que parezcan y funcionen como una casa y creando recursos realmente orientados a las personas que allí viven (Díaz-Veiga y Sancho, 2012, 2014; Leichsenring & Strümpel, 1998).

 

A pesar de que en la actualidad la aplicación de la ACP en los servicios gerontológicos españoles es muy incipiente, en estos años sí se han producido algunas aportaciones que han sido acogidas con gran interés y que, en cierto modo, están sirviendo de referencia teórica y metodológica para iniciar los procesos de cambio. En este sentido cabe destacar las siguientes contribuciones:

 

  • La Atención Integral Centrada en la Persona (Rodríguez, 2010, 2013). Modelo que propone dos componentes para la mejora de la calidad de vida de las personas en situación de dependencia; la integralidad y la orientación a la persona.
  • Los derechos de los residentes y las especificidades del medio residencial ¿cómo compaginarlos? (Centro de documentación y estudios SIIS, 2005). Manual que permite reflexionar y proponer medidas concretas de mejoras en relación a la calidad de vida y los derechos de las personas.
  • Las Guías de Buenas Prácticas para residencias y centros de día de personas mayores y personas adultas con discapacidad (Bermejo et al., 2009, 2010) editadas por la Consejería de Vivienda y Bienestar Social. Documento elaborados desde procesos participativos donde se implicaron un alto número de profesionales de atención directa y donde, desde modelos de calidad de vida y de atención centrada en la persona, se identificaron, a modo de intervenciones clave, 28 Buenas Prácticas que permiten orientar un proceso de revisión y mejora de los centros.
  • La atención gerontológica centrada en la persona (Martínez, 2011), documento que ha tenido una gran repercusión y difusión, editado por el Gobierno de País Vasco en colaboración con Fundación Matía donde se señalan cinco asuntos importantes para trasladar este enfoque de la ACP a la práctica: la autonomía, la intimidad, los entornos cotidianos significativos, la presencia de la familia, y los profesionales y la organización.
  • Avanzar en atención gerontológica centrada en la persona (Martínez, 2013 c,d), material que incluye un documento así como un instrumento, en versiones residencias y centros de día, dirigido a orientar la revisión participativa en los centros y servicios.
  • La atención centrada en la persona, cuadernos prácticos (Martínez et al., 2014), material dirigido a orientar la aplicación del modelo proponiendo metodologías y pautas de apoyo.
  • Recursos web para la difusión de conocimiento y experiencias. Cabe destacar La Red de Buenas Prácticas, Modelo y Ambiente (Fundación Pilares para la autonomía personal) para apoyar el intercambio de conocimiento y experiencias aplicadas y la web acpgerontologia.net donde se puede acceder de forma libre a información y recursos de gran interés para conocer y aplicar este enfoque de atención en los servicios gerontológicos.

 

Las primeras experiencias aplicadas en España

 

En relación a las escasas experiencias que tienen como propósito aplicar estos nuevos modelos de atención, hay que poner en valor las existentes, por su carácter pionero y por su utilidad como referentes reales para orientar el cambio.

 

  • El proyecto “Etxean Ondo” (En casa, bien) Se trata de una iniciativa promovida por el Departamento de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno del País Vasco desde una colaboración con Fundación Matía. Este proyecto se inició en el año 2011 para aplicar un modelo de atención centrado en la persona en domicilios y en centros residencias y de atención diurna. Un proyecto que a la par está desarrollando distintas líneas de investigación dirigidas a documentar y analizar los resultados conseguidos.

En el caso de las residencias, el cambio que se está liderando consiste en una reorganización de los centros residenciales en diferentes unidades de convivencia (modelo Housing).

  •  El proyecto “Como en casa” Es un proyecto liderado por la Junta de Castilla y León para promover el cambio de modelo tanto en centros de gestión pública como privada. Su pretensión es impulsar un nuevo modelo residencial inspirado también en los modelos housing y optando por reconvertir las residencias tradicionales en pequeñas unidades de convivencia.

 

  • El proyecto “Tú decides cómo envejecer” Iniciativa liderada también desde una entidad pública, el Consorcid’Acció Social de Catalunya, para promover cambios y avanzar hacia la ACP en sus recursos (residencias, centros de día y centros rurales de servicios integrados).

 

Como acabamos de ver en España nos encontramos en un momento de creciente interés hacia la ACP pero todavía no se cuenta ni con un suficiente desarrollo ni con evidencias de sus resultados. Ello nos sitúa en un proceso de construcción de nuevos modelos de atención gerontológica y nos enfrenta a numerosos retos a los que dar respuesta. Retos que implican a muchos agentes: profesionales, movimiento asociativo de personas mayores, administraciones públicas, empresas privadas y universidades. En este proceso se han señalado distintos retos en el camino de avanzar hacia la ACP en el presente de los servicios gerontológicos españoles:

  1. Recuperar/construir un nuevo rol profesional
  2. Promover cambios en distintos ámbitos: diseño arquitectónico y la configuración de los espacios físicos de los centros, especialmente de las residencias (Rodríguez, 2012); en los modelos de gestión del centro (procesos, protocolos, programas, normas, sistemas organizativos, etc.) para que sean acordes a este modelo de atención; en las normativas (autorización, inspección y acreditación) para modificar requisitos que chocan con este modelo de atención (Vila, 2012) así como en los sistemas de evaluación de la calidad (Leturia, 2012).
  3. Generar más conocimiento en relación a la ACP.
  4. Lograr la eficiencia y sostenibilidad de los modelos aplicados.
  5. Sensibilizar y crear una cultura de la calidad en los servicios gerontológicos orientada a las personas.

 

En la siguiente entrada me gustaría profundizar en las evidencias empíricas sobre ACP en gerontología.


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